¡Cierren los aeropuertos, se fugan los talentos!

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Uno de los grandes retos de Venezuela es la consolidación de una estructura educativa y laboral que permita detener la fuga de talentos. Por ello existe un gran índice de jóvenes capacitados que migran a universidades y mercados laborales, debido a los embates económicos y esto conlleva así poco apoyo de las instituciones públicas y privada para el desarrollo de la investigación y creación de nuevos empleos.

La Enciclopedia Británica define lo siguiente: “La fuga de cerebros es entendida como la salida de las personas educadas o profesionales de un campo, sector económico, hacia otro, generalmente para conseguir mejores condiciones de vida o salarios”. Así mismo expresan que: “son individuos altamente calificados de países en vías de desarrollo que optan por buscar las posibilidades de desarrollar sus capacidades en naciones industrializadas.

En América Latina este efecto no es nuevo el asunto tiene cierta antigüedad debido a que, en la década de los 70 se produjeron fugas de profesionales del hemisferio Sur hacia EE.UU. y Europa, estos se venia presentando pero con otras dimensiones: guerras, conflictos socio-económicos y muchas otras razones que llevaron a diversidad de extranjeros migrar a Venezuela.

¿Entonces que sucede en nuestro país?, según cifras oficiales del gobierno (Instituto de Estadísticas Nacionales) hay un excedente de personas con facultades intelectuales y técnicas que están migrando hacia países, que en anteriores oportunidades habían formado parte de un conglomerado número de profesionales talentosos insertándose al mercado laboral de Venezuela.

La Teoría de la Dependencia considera que, la migración de talentos es considerada como otra dimensión del saqueo del sur, ya que la fuga de cerebros costaba a los países en desarrollo, millones de dólares por años invertidos en la formación de quienes luego se incorporan a la fuerza de trabajo calificada de los países del Norte.

También se suma la globalización los recursos económicos que cruzan las fronteras y forman parte de la creciente internacionalización de las diversas actividades sociales y estas afectan innumerablemente las condiciones de alcanzar plenamente el ejercicio profesional.

La experiencia criolla

Si bien es cierto que en Venezuela existe un promedio de graduados en licenciatura, alrededor de mil 692 nuevos profesionales (según el departamento de información de la Universidad Rafael Belloso Chacín 2007), el mercado laboral para estas personas no es suficiente, llevándolos incluso a la economía informal.

Las recientes turbulencias político-económicas desembocaron restricciones como: control precios, control de las divisas y segmentación de las oportunidades de estudio. A ésta la inestabilidad que se viene suscitando desde el decreto presidencial que implemento, en aquella época, el control cambiario conocido como el “viernes negro” (18 febrero, 1983), trajo consigo una serie de cambios modificando la calidad de vida, la educación, seguridad social. Estos efectos económicos se han venido llevando desde hace 23 años produciendo en sus inicios la emigración de venezolanos, dejando a la nación con déficit de talentos e investigadores calificados.

¡Y como si fuese poco! los papeles se revierten de manera que ahora son los Venezolanos quienes, dentro de sus metas esta migrar como lo hacían aquellos portugueses, italianos, holandeses, españoles, franceses y americanos, hacia una nueva vida y oportunidades de superación profesional o académica.

Iván de la Vega sociólogo explica que, quienes emigran lo hacen para conseguir más oportunidades educativas y laborales y para aprender sobre nuevas áreas del conocimiento. Yenesca Mateos quien egresó como médico cirujano de la Universidad de Carabobo, en diciembre de 2005. Decidió mudarse a Calgary, Canadá. Se fue porque en Venezuela, a su juicio, el futuro de los médicos es incierto. “La remuneración es casi nula. Después de estudiar seis años lo menos que uno espera es tener estabilidad, quizás comprar un carro o un apartamento”.


Derecho laboral incierto:

En materia jurídica Venezuela sigue aún en pañales, y es que las leyes laborales sujetas en la constitución vigente, no están plenamente adaptadas a las transformaciones laborales que el gobierno nacional aplica, lo cual no ha generado cambios significativos dentro del mercado laboral y necesidades económicas.

La constitución dignifica el derecho laboral así como distintos tipos de trabajos de los venezolanos, porque no admite discriminación. Ahora, en nuestro país existe un paralelismo laboral porque si bien, la constitución y organismos estadales afirman que no permiten que existan trabajadores de primera y segunda clase la realidad es distinta.

Cuando se habla de primera o segunda clase, se hace referencia de aquel recurso humano que se encuentra entre un cargo superior al de alguien graduado bajo un perfil de calidad neutral. En el caso venezolano esta segmentación de clases de trabajo reitera aun mas las posibilidades de que casi el 48,6% de la población caiga en la economía informal impidiendo un desarrollo del conocimiento.

La existencia de un ambiente laboral informal en casi un 65% deja ver en contradicción a la óptica que posee el Instituto Nacional de Estadísticas (INE) quienes revelan que el desempleo ha bajado hasta un 15% el ultimo semestre del 2006, lo cual significa para ellos una efectivas políticas del Gobierno Nacional.

Suponemos que los programas implantados por el estado como “Misión Ciencia” lograrían que la Venezuela del siglo XXI pueda rescatar de los principales aeropuertos las mentes brillantes, la gran interrogante es ¿Quiénes serán los talentos de relevo de la Venezuela Bonita?

Soluciones, de soluciones

Hace cuanto tiempo llevamos observando, escuchando e incluso estrechándole la mano al Presidente Hugo Chávez – sabemos que son 8 años, pero no parece – el asunto es que, el estado Venezolano plantea la soluciones evidentemente al juicio del soberano. La Misión Ciencia es una de ellas, y es la promoción para detener la fuga de talentos a través del subsidio económico de la educación técnica, científica y humanística del capital humano de la nación.

“El incremento de los niveles de desempleo en la población económicamente activa venezolana, debe llamar la atención de los encargados de dirigir la política económica del país. Según Risopatrón y Rodríguez (2004), la experiencia de otros países puede ayudar a Venezuela a diseñar políticas para reducir el desempleo y atenuar sus efectos sociales, aun en medio de la recesión económica y las restricciones fiscales”.

Para ello el gobierno nacional “revolucionario” ha implementado la Misión Ciencia como alternativa creando condiciones propicias para formar las capacidades necesarias para la generación del conocimiento dirigido a todos aquellos o aquellas profesionales claves para el desarrollo del país.

Yadira Córdova, Ministra de Ciencia y Tecnología (2004) afirma: “Estamos iniciando esta nueva fase de lo que significa articular la capacidad científico-técnica nacional y crear, además, nuevas posibilidades para una ciencia y tecnología dirigidas a fortalecer los objetivos del país. El objetivo de la Misión Ciencia es identificar el talento y la inventiva del venezolano, a través de cuatro componentes específicos: conocimiento aplicado, incremento de capacidades, extensión y popularización, y desarrollo”.

Si un país ofrece fuentes de trabajo, paz, posibilidades de desarrollo, casarse y poseer un apartamento, evidentemente tiene neutralizada la fuga de talentos al mínimo posible. Sin embargo los esfuerzos de despertar la conciencia social y de querer formar a nuestros ciudadanos para arraigar más al estudiante y al egresado, para que contribuyan a las soluciones de la nación, pues su éxito estará sujeto mientras el país tenga una situación de crisis, lo cual la fuga de talentos va a ser siempre una amenaza.
Lcdo. Donny. G

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